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domingo, 14 de noviembre de 2010

Un vergel fantasma en Buenos Aires

Desde la actual Plaza España, el casi ignorado "Criadero de plantas"
durante años proveyó belleza a la ciudad cuando se lo requerían.
Reconociendo sus servicios, en 1961
las plantas fueron arrasadas y la piscina rellenada.
La que fue semillería y las caballerizas, únicos testigos silenciosos,
parecerían tener muchas cosas para contar.





A unas treinta cuadras al sur de la Plaza de Mayo, sobre una barranca de diez metros de altura (en la curva que forman las actuales calles Carrillo y Suárez), allí donde serpenteaban un par de caminos hacia los vados del Riachuelo, conocidos como Paso de Burgos y de Galvez, establecieron su tercer hospital los padres Betlemitas cuando en 1800 ganaron esa propiedad de los expulsados jesuitas. Se lo dedicó a los enfermos crónicos, bautizándolo La Convalecencia; aunque apenas funcionó veinte años su nombre quedó tan arraigado que según el Dr. Maroni, todavía en 1940 los vecinos de Constitución continuaban llamando así a ese “alto”, desconociendo la razón de tal denominación. 




A lo largo del tiempo, sobre esos terrenos fueron agregándose distintas instituciones: el Asilo de alienados, el del Buen Pastor, el Hospicio de las Mercedes, el de Dementes, el de Los Inválidos (refugio para los lisiados de la guerra contra el Paraguay). En 1889 sobre éste se creo la que fuera decana de las escuelas de cirugía, el glorioso Hospital Rawson, donde brilló la autoridad y ejemplo profesional del doctor Enrique Finochietto.

En la actualidad la Av. Amancio Alcorta separa los terrenos de La Convalecencia de los de la Plaza España

Dibujada entre el Zanjón de las Quintas (hoy Av. Caseros), el Camino del Paso de Burgos (hoy Av. Amancio Alcorta) y el Camino en línea recta que llevaba al Puente de Barracas (hoy calle Dr. Ramón Carrillo) se estrenó como los Mataderos del Sud. Sus instalaciones absolutamente primitivas fueron descriptas por Esteban Echeverría; baste decir que era un lugar dantesco donde se mataba y faenaba en un pantano de barro y sangre; mientras la gente humilde, los perros cimarrones y los chanchos salvajes se disputaban con ferocidad las achuras. Así funcionaron hasta 1871 en que se los trasladó a los Corrales de Parque Patricios, pero un nuevo barrio se formó a medida que elementos de avería de los mataderos se afincaron allí.

El enorme terreno fue transformado, parte se convirtió en la Plaza de los inválidos, llamada España a partir de 1902; la otra en el Jardín Botánico del Sud, o Criadero Municipal de Plantas.

Es a ese respecto que realizamos la siguiente entrevista al Sr. Salvador Arnaldo Dabrescia


- ¿Qué significado tuvo para Ud. el Jardín Botánico del Sur?
- Me dejó una huella imborrable. Viví allí a partir de los10años, entre 1946 y 1961. Mi padre era el encargado.
- ¿Qué función cumplía ese jardín?
- Era proveedor de plantas para los viveros y actos públicos de la ciudad. Por ejemplo de allí salieron todos los laureles y flores con que se hicieron las coronas para Eva Perón y, las que se tiraban al paso del cortejo fúnebre; así mismo para el corredor de autos Jean Pierre Wimille cuando se mató en un circuito callejero de la capital, o para decorar el teatro Colón.
-¿Qué extensión tenía?
- 21.000 m2. Sus límites eran las calles Baigorri, Amancio Alcorta, Av. Caseros y San José. Quisiera aclarar que actualmente hay una placa de bronce que da el año 1863 como fecha de fundación. Es un error porque fue una porción que Torcuato de Alvear le quitó a Plaza España para crearlo en 1883.
- ¿Estaba integrado a la plaza de alguna manera?
- No. Había un muro de verjas de distintas alturas. Desde el exterior sólo podía verse el jardín ubicándose en Alcorta. Aquella maravilla tenía su entrada por caseros 1686.
- ¿Qué componía el jardín?
- Las instalaciones más importantes eran los invernaderos. Seis o siete de cien metros por cinco, algunos de ellos para plantas de media estación. Uno de treinta metros por cuarenta por diez de altura, para plantas de media sombra. Cinco de ellos estaban calefaccionados, entre los cuales había uno cuyo techo era un mediomundo de vidrio. Se contaba con la maquinaria para cortar la leña que alimentaba las calderas. Los talleres eran de carpintería, herrería (en la que se atendía a los 28 caballos de que disponíamos) y pinturería; incluso existía una pileta donde se bañaban a los animales. También semillería, depósitos de forraje, de macetas, dos fosas para reparar autos, y obviamente nuestra casa. Mi padre me contó que cuando él comenzó a trabajar, en el lugar aún había tres faroles a gas; lo que sí se conserva es la gruta a la altura de Caseros y San José.
-¿El personal era especializado?
-Si. Yo recuerdo al señor Akirushi, único empleado japonés de la Municipalidad que se dedicaba al cultivo de las violetas de los Alpes, con una pinza colocaba semilla por semilla.
- ¿Qué plantas había?
-De todo tipo: jacarandaes, palo santo, palo borracho, fresnos, tipas, anacahuitas, laureles. Entre treinta mil y cuarenta mil plantas de ciclámenes, begonias, bambusas, rosas, rosas chinas, plantas de café, bananeros, granados. Incluso panales de abeja, cuya miel se enviaba a las escuelas.
-¿Existían otros criaderos de plantas en Buenos Aires?
- Sí, pero más chicos. Donde ahora está el Hospital Churruca; en la calle Flores cerca del cementerio; el Vivero Saavedra y el Jardín Botánico de Palermo.
-¿El edificio que ocupó el Mesón Español que función cumplía?
- La semillería. Las construcciones que aún están sobre la calle Baigorri eran las caballerizas. En la parte alta se guardaban los arneces y el forraje.

- ¿Cual fue la causa su desaparición?
- En realidad fueron dos. Una la apertura de calle que jamás se realizó; la otra, por el mal olor que venía del establo, lo cual no era verdad porque los caballos se lavaban diariamente. Las ventanas de nuestra casa daban a ese lugar y nunca percibimos olor alguno. En1961 lo hicieron desaparecer. Con decirles que a las rejas las vendieron por kilo, y a la pileta de los caballos que era una hermosura de diez metros por quince, la rellenaron con escombros; lo que quedaba en maquetas y pinturas de la casa lo conservo yo. Por ejemplo la placa original que era de mármol la rompieron a masazos, yo recogí pedacito por pedacito y pude reconstruirla en gran parte.

-¿Ud. cree que la gente conoció la existencia del Jardín Botánico del Sur?
-No… es como si hubiese pasado desapercibido

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Fantasmas… la ciudad y su permanente evolución. Lugares y gente que quedaron atrás; Carlos Thays al frente de la Dirección de Paseos Públicos, allí en el Criadero de Plantas, Enrique Finochietto dirigiéndose al Rawson en la medianoche a controlar los pacientes que había operado en la mañana; la estatua de Pérez Galdós que alguien robó un día cualquiera…
Fantasmas, la vida finalmente es cambio sin memoria.


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© Peña de Historia del Sur. Ana di Cesare, Gerónimo Rombolá, Beatriz Clavenna



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Versión para Internet de los artículos publicados en noviembre de 1993
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