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sábado, 9 de agosto de 2014

PEDRO ZANETTA, el Actor de Boedo



     
En el barrio de Boedo se dio una situación inigualada en lo que respecta a la magnitud de artistas que produjo, a la difusión que gozaron y, al interés que en ella ponían los boedenses. Así ocurrió con las letras, la escultura y especialmente con el teatro.

Fue paradójico que un barrio obrero del confín ofreciese esta situación. Sin embargo en el seno mismo de esta aparente contradicción está la clave.

El teatro, en ese suburbio porteño, fue engranaje fundamental de su dinámica; enclave anarquista por excelencia, luego socialista, contó con una masa proletaria que fiel a su ideario, sostuvo la difusión de la cultura como medio de superación. Fue así un arte de libertarios comprometido con sus propósitos el que inicia la gran bola de nieve, por la cual las salas de ese rincón del sur estuvieron cabeza a cabeza con las que ofrecían representaciones en el centro capitalino: en cuanto a la calidad de los elencos y al número de puestas en escena.

Sabemos que entre 1910 y 1940, Boedo tuvo un momento de esplendor concentrándose la producción en dos autores: José González Castillo y Florencio Sánchez (1), los cuales daban a luz un teatro que hoy llamaríamos testimonial. González Castillo tuvo la primera compañía porteña en cooperativa y su gloria acrecentó tanto la importancia del barrio que en 1921, cuando un incidente fractura la " sociedad de actores ", la compañía que actuaba en el teatro " Opera " pasa al " Teatro Boedo".

Justamente este teatro se conoció como la " catedral del género chico " (2)

Su origen fue muy curioso; un catalán llamado Jaime Cullen, luego de muchos años de trabajo, reunió el dinero suficiente para levantar una casa de rentas. Pero observando que los boedenses carecían de una sala teatral de importancia, en 1905, mientras los vecinos lo tildaban de loco, demolió el edificio para construir lo que luego sería el glorioso Teatro Boedo 
(Av. Boedo 949/ 959). Y en ese teatro alejado de la seguridad del centro, se reunirían cada noche, después de las funciones: Alberto Vaccarezza, Carlos M. Pacheco, Eugenio Gerardo López, Pedro E. Pico, Julio Sánchez Gardel, José Antonio Saldías.


El 21 de julio de 1918, la Compañía de Luis Arata – Brieva , estrenó allí " El tío soltero " de R. Hicken. Siendo así el primer elenco orgánico que dio brillo al género chico. Luego se irían dando cita las compañías de Pedro Zanetta con Samuel Sanda, Felipe Panigazzi, Humberto Zuro, Gregorio Cicarelli, Antonio Daglio, Pedro Pompilio. En cuanto a los actores que allí trabajaron, entre otros María Ester Gamas, Marcelo Ruggero, Félix Mutarelli, Malvina Pastorino, Daniel de Alvarado, Anita Lasalle, Mario Danesi, Juan Bono, Pepe Arias, Juan Daglio, Camila Quiroga, Cesar Ratti, Eva Franco, Mario Fortuna, Osvaldo Miranda, Antonio Cunill Cabanilla, Cármen Vallejo, María Luisa Robledo, Roberto Firpo, Pedro Aleandro, Hector Vozzo, Susy Derqui y Leonor Rinaldi , entre otros .


Obviamente éste no fue el primer teatro del barrio. En Av. Boedo entre Estados Unidos y San Ignacio, en 1901, vio la luz una sala de espectáculos que inició sus actividades con el debut de la compañía española de "Garrido".


En el " Teatro América ", sala plana, sin palcos (Avenida Boedo 819), incursionaron grandes compañías nacionales y extranjeras: la española de Zarzuelas de Garrido, la de Cortés, Carlitos Romeu, Las hermanas Falcón, Felipe Panigazzi, Laurita Hernández con Benito Ronco. Contaba Silvestre Otazú, que en ese teatro, estos últimos actores representaron una revista " Lo más serio es reír ", que simbolizaba la disputa entre " Boedo y Florida ". Lo que marca el nivel del público boedense; barrio donde se había hecho carne a nivel popular una disputa de índole filosófica-literaria . En esa puesta en escena, "Boedo" aparecía representado por un malevo que para encender un cigarrillo, torcía un farol de la calle y "Florida" como un muchacho muy atildado. Ambos suspiraban por el amor de la misma milonguita. La obra terminaba con un disloque general, cuando los actores gritaban "inundación", " Inundación ", en referencia a un problema que aquejaba dramáticamente a esas zonas sureñas de Buenos Aires y que Manzi dejara reflejado también, en su tango " Sur ".


En el solar donde hasta mediados de la década de 1990 estuvo el edificio del cine-teatro "Nilo " (Av. Boedo 1062) (3), había un local de verano, en el cual actuaron elencos nacionales, españoles e italianos, conocido como el "Politeama Doria" . Uno podría pensar que ese terreno estaba destinado al espectáculo, ya que con anterioridad había funcionado allí un circo homónimo, donde se efectuaba lucha grecorromana , que estaba muy de moda . Allí actuó el famoso Luis Gualtieri, que fuera campeón argentino y, que viviera en Agrelo y Maza. Alternaban las luchas con las representaciones de la "Compañía de comedias y sainetes Podestá-Scuri-Mariño".


Era época de circos. La gente ansiaba entretenerse, Buenos Aires, se llenaba de pistas de patinaje, de calesitas, de juegos mecánicos, de escenarios en los que hacían piruetas acróbatas, en los que se veía a un oso bailar, o donde hombres corpulentos entraban en combate. En cualquier lugar espacioso se instalaba uno. Estos circos, fueron la puerta por la cual ingresaron a escena, los pioneros que construirían el gran teatro nacional.


Sabemos por la documentación de primera mano que hemos consultado, que en 1886, Américo Durán, consiguió el permiso de la Intendencia para el establecimiento de un circo que ya venía funcionando en " La Rioja 843 "; conocido como "Arenas", donde actuaba una Compañía acrobática y gimnástica.


En Venezuela y Maza existió hasta fines del 1800, un teatrito de títeres, que luego se convirtiera en el "Teatro-circo de Juan Bautista Chiappe" , cuya dirección llevaba Rafael Angel Comunale. Muchas piezas musicales se estrenaron allí entre ellas, la conocida "Loca de amor", que fue en su época, popularísima .

En Boedo entre Independencia y Estados Unidos, supo estar el "Circo Anselmi". En Av. Boedo y Cochabamba el circo de los "Hermanos Gómez ". Y por 1920 El "Circo internacional " en Marmol entre Estados Unidos y Carlos Calvo.


Corría el año 1917, cuando a este barrio lo transitaban una suma de jóvenes con distintas inquietudes, que se reunían en los cafés, verdaderos ateneos, a escuchar a los maestros, a nutrirse de ellos, a exponer inquietudes, a competir por quien había leído más. Los artistas se mezclaban con obreros de avansada; y como decía el dramaturgo "José Scarano," esas discusiones muchas veces continuaban en el "cuadro tercero del Departamento de Policía ". Boedo era un volcán en permanente erupción, que despedía de sus entrañas hombres nuevos: pensadores, artistas, individuos de acción; en calidad y cantidad inusitadas. Era un polo que atraía a multitudes desde distintos puntos de la ciudad; librepensadores, jóvenes que buscaban una verdad, y la encontraban en los cafés que despedían por sus ventanales la claridad de la dialéctica, y la fe en el género humano, sobre las cuadras grises de Boedo. Fue aquella una época irrepetible... Los había músicos, poetas, pintores, escultores y actores. Entre estos últimos se destacaba uno: alto, bien plantado, cuyo rostro transmitía su fuego interior .


Comenzó actuando en ese Politeama Doria, que era un galpón de techo de chapa y pisos de tierra, pero que apuntaba bien alto en la calidad de lo que allí se representaba y que dirigía nada menos que José González Castillo .


"Pedro Zanetta", que así se llamaba ese muchacho, luego de descubrir el teatro ya nunca abandonó ni esa vocación, ni el barrio, ni una especial ética aplicada a la estética del arte en coherencia con sus ideales anarquistas .


Fue el más grande y querido de los actores de Boedo. Sus condiciones artísticas eran tales, que en apenas cinco años llegó a ser cabeza de compañía en el teatro Boedo, junto a Pedro Pompilio, Pepito Petray, Rosario Serrano, Francisco Chiarmello. Durante casi dos décadas fue la estrella que brilló en el escenario del teatro Boedo, quien solo interrumpía sus temporadas durante las fiestas de carnaval, pues en esas jornadas el teatro se dedicaba al concurso de las comparsas.
Hasta que un mal día el empresario Jaime Cullen, pretendió imponerle a Zanetta que representara una obra que acababa de escribir : "Viaje de los hombres de la Luna a la Tierra". Don Pedro luego de leerla se negó, Cullen insistió argumentando que al fin y al cabo era el dueño de la sala y, palabra va palabra viene, terminó echando al actor.


Un colega tomó su lugar y puesta la obra en escena, al segundo día hubo que sacarla de cartel; dicen que en Boedo jamás se conoció abucheo semejante.

Los vecinos mientras tanto ya habían formado un comité pro-retorno de Zanetta a esa sala; pero la terquedad del empresario pudo más.


Esto marcó el principio del fin de este ilustre intérprete. Habían sido para él muchas horas trajinando las tablas del "Boedo ", como para que el cambio no produjera heridas en su ánimo.


Pasó al Teatro América, pero el trato usurario de su dueño, hizo que solo durara tres meses allí. Actuó en el "Politeama" y en el " Nacional de Comedias", y fue contratado por "Lumiton" para hacer cine, pero no se adaptó; porque este hombre apuesto, muy envidiado por sus éxitos amorosos, extrañaba su gran amor: el barrio y a él volvió rehusando mejor pasar y fama.

Se dedicó a dirigir un grupo de jóvenes de la "Octava Socialista" y fundaron el "Teatro Experimental Florencio Sánchez " en Sánchez de Loria 1194 . Zanetta seguía inquebrantable en sus convicciones, pero con la salud deteriorada.


Su elección había sido dura. El amor a la barriada le restó el reconocimiento merecido que si lograron aquellos que decidieron alejarse la "patria chica", como las "hermanas Ada y Adelma Falcón" , "Enrique García Satur", "Pedro Tocci", "Francisco Chiarmello", "Laurita Hernández" ; incluso una cupletista que hacia 1920 cantaba en Boedo como "Petit Imperio" y se haría célebre en España como "Imperio Argentina".


Él vivía en la miseria en un altillo de la calle Cochabamba y Sánchez de Loria, casi no comía... Su dignidad lo llevaba a rechazar los consejos de amigos fieles como el actor Pedro Tocci o el Dr. Lauro Tidone, quien recomendaba una larga internación en el Hospital Ramos Mejía. Zanetta no quiso cumplirla, deteriorando más su salud. En 1949 volvió a ser internado y, sintiendo que la vida lo abandonaba le dijo a Tocci que ya que no tenía casa propia para morir, lo condujera a la ciudad de La Plata, para hacerlo en la casa de su hermano. Tocci no dudó en complacer a su amigo; pero necesitaba un vehículo, contrató el auto de una empresa fúnebre, se preocupó en disimularlo de tal manera de no impresionar a Zanetta, quien viajó hasta el destino elegido, convencido de que el chofer era un amigo de Tocci.


Antes de iniciar este viaje, que sería el último, todos los muchachos del "Florencio Sánchez" fueron a despedirlo a la salida del hospital y sería en su teatro donde lo velarían días más tarde, mientras todo el comercio del barrio cerraba sus puertas, en señal de duelo. Su barriada no lo olvidaba, reconociendo que él junto a González Castillo eran los que más habían hecho por el teatro en Boedo. Prueba de ello fue que pocos meses antes de su muerte, en noviembre de 1949, se realizó una función a beneficio en el teatro Boedo, representado " El puñal de los troveros " de Belisario Roldán, donde actuaron Iris Marga y Enrique Muiño.

Finalizada la función, la actriz lo visitó en su humilde pieza.

- La esperaba – dijo Zanetta – Necesitaba ese rayo de luz que Ud. me trae.-

Ya que hablamos de Pedro Tocci, diremos que fue un boedense que ingresó al "Colegio Carlos Pellegrini". Todo anduvo bien hasta que una vez la división fue a ver una obra de uno de los profesores de la escuela; al día siguiente los alumnos homenajearon espontáneamente al autor, Tocci fue el encargado de dirigir la palabra haciendo tal panegírico del arte escénico que su profesor le indicó que dejara el estudio comercial y se dedicara al teatro. Así lo hizo iniciándose con Angelina Pagano, Luis Arata y Blanca Podestá.


Otros actores de relevancia en Boedo fueron Enrique García Satur (4) y Mario Fortuna, Francisco Chiarmello, Hugo Díaz, Guillermo Battaglia.

Desde los orígenes en el teatro de Boedo, se destacó el quehacer independiente, que tuvo como función formar actores capaces de ofrecer al público espectáculos de alta calidad a precios accesibles. A la cabeza de estos pioneros, tenemos a González Castillo.


El teatro independiente tuvo una actitud contestataria y en Boedo brilló el "Florencio Sánchez" . La historia comenzó cuando J. Oriente Cavalieri, en 1940, interesó a un grupo de amigos en conseguir otro local para la sede socialista del barrio; la elección recayó en la legendaria casa de Sánchez de Loria 1194, desde siempre relacionada con los movimientos sindicales, políticos y artísticos. Su sótano había sido alternativamente sede de la Federación Obrera del calzado; de los carpinteros, de los lavadores. Entre 1920 y 1923 sesionó el grupo de anarquistas españoles e italiano "Espartacus" , por allí pasaban los famosos Di Giovanni y Scarfó, que fueran fusilados por el gobierno de Uriburu. Para 1926 se reunían los antorchistas, llamados así por seguir las directivas del periódico "La Antorcha" de Rodolfo González Pacheco. Funcionó el grupo proletario "Arte y natura", cuyo repertorio estaba integrado únicamente por obras de autores anarquistas.

Una vez en Loria, tuvieron lugar para Biblioteca, sala de conferencias y para un teatro que pusieron en marcha: Cavalieri junto a Isaías Borestein ( Boris), Mario Rozas, Amadeo Palermo, Juan Literas, Jorge Vizcaíno, Vicente Rocco, Pascual y Luis di Cesare y obviamente Zanetta.


Recordemos que ese teatro fue cuna entre otros del escenógrafo Saulo Benavente, de los actores Carlos Muñoz y Onofre Lovero. Destacamos que Zanetta, antes de morir donó su biblioteca y toda su ropa escénica a este grupo, todo lo cual se perdió cuando la casa se incendió no hace tantos años. Luego de la dirección de Zanetta, estuvieron al frente : Arturo Frezzia, Pablo Palant, Pedro B. Franco, Onofre Lovero, Rubén Pesce.


Es imposible hablar del Tema del teatro y del alma de ese barrio, sin detenerse debidamente en el dramaturgo José González Castillo, quien fuera el gran luchador por la cultura de ese punto sur de la Capital. Había nacido en la Santa Fe en 1885 y, si bien realizó sus estudios primarios en Boedo; luego, su familia que deseaba convertirlo en sacerdote, lo ingresó en un Seminario de Salta, el que por supuesto abandonó.
Volvió desde allí pidiendo albergue en los establecimientos del camino; reuniendo alguna monedas para sobrevivir, pintando letreros exteriores en los negocios. En Rosario puesto a hacer periodismo, trabó amistad con Florencio Sánchez.

Alberto Cortazzo, periodista y antiguo vecino de Boedo, comentaba que González Castillo llegó a tener una peluquería en sociedad con un salteño en Castro Barros entre México e Independencia, negocio al que habían puesto el nombre de "El Figaro". Mientras su socio atendía la clientela, Castillo aparecía a altas horas de la noche, acompañado de los mendigos que encontraba durmiendo en las calles, para que pernoctaran en alguna de las muchas habitaciones desocupadas que tenía la casa. Había hecho del local un sitio de reunión, congregando a discípulos de las distintas ramas del arte. El salteño, obviamente, se quejó a la familia de Castillo y éste ofendido renunció a la propiedad del negocio.


Desempeñó numerosos oficios, entre ellos el de "Oficial de Justicia". El primer deber en éste trabajo, fue el desalojo de unos inquilinos de un conventillo. Fue a cumplir con su obligación, llevando en el bolsillo los cinco pesos que le habían dado para viáticos. Se encontró con un cuadro pavoroso, una mujer enferma cuyo marido desocupado no estaba en casa. Los vecinos lo miraban con desprecio.


Entonces González Castillo propuso :


- Yo tengo estos cinco pesos, los pongo para hacer una colecta y pagar la deuda que esta mujer tiene.- Se fue y renunció a un trabajo que nada tenía que ver con lo que él era.


Entre 1910 y 1914, por razones políticas tuvo que abandonar nuestro país y vivió en Valparaíso. Trabajó como vendedor de vinos para una firma inglesa y se vio obligado a aprender el inglés, que luego le resultó sumamente útil. Mientras tanto trabajó como periodista de un importante diario de un senador, quien presentó e hizo aprobar varias leyes que fueron concebidas y aconsejadas por nuestro compatriota. Además, en medio de su pobreza, se desempeñó como barman, en las afueras de Santiago, oficio del que sabía absolutamente nada. Hacía las mezclas sin ton si son, pero gustaban y pedían las repitiera, cosa que no podía realizar.


De regreso a Buenos Aires, se instaló en San Juan y Quintino Bocayuva. Trabajando como periodista de "Crítica" y como traductor de películas en la "Casa Max Glucksmann". Para ese entonces ya tenía sus tres hijos: Cátulo, nacido en 1901, Hugo y Gema. Con respecto al mayor, existe una anécdota muy graciosa con respecto al nombre; al nacer, Castillo quiso llamarlo "Descanso dominical", de acuerdo a una ley por sancionarse. A lo cual se opuso terminantemente el empleado de Registro Civil; se armó una gran tremolina y un amigo pacificador, propuso el nombre de Ovidio Catulo ( obsérvese que va sin acento ).


La producción de González Castillo es inmensa. Escribió dramas, tragicomedias, zarzuelas, cuentos para niños, monólogos, traducciones, letras de tango, artículos periodísticos. Firmaba a veces como Martín Gla. Llegó a ser junto a Florencio Sánchez un autor de primer nivel y muy popular. La diferencia entre ambos estriba que en mientras en Sánchez hay una mayor fuerza política y una profunda desesperanza, en Castillo hay más fe en el ser humano y se valoriza el amor como luz en el futuro.


Las obras de este autor fueron de auténtica vanguardia. Tenía un corte realista. Hacía una descripción objetiva de la sociedad y poseía un estilo sencillo, de pinceladas recias, con el que llegaba al alma del pueblo. Durante sus treinta años de intensa labor, renegó del arte por el arte mismo, fue consecuente con su creación y valeroso para defenderla. Citaremos entre ellas:"Los invertidos". Se estrenó en 1914. Por su temática sobre la homosexualidad, llegó a ser prohibida por la Municipalidad para evitar escándalos. Es interesante comentar que en 1926 la repone la Compañía de Enrique Orellano en el "Smart" y en 1956 la Compañía de Homero Cárpena. Fue una y otra vez silenciada, hasta que hace relativamente poco tiempo, se la puso en escena en el Teatro San Martín, donde fue un éxito.


"La mala reputación" . También creó problemas, porque debatía la cuestión del divorcio.

"El pobre hombre". Donde tomó la problemática de las alteraciones psíquicas.


"Los dientes del perro". Donde si bien el tema no es innovador, cuando se iba a representar por primera vez en 1918, Elías Allipi, le sugirió a Castillo que dado que el primer cuadro transcurría en un cabaret, se podría colocar la orquesta en escena y no en el foso, a lo cual el autor accedió.
Habló con Roberto Firpo, y el 18 de marzo al estrenarse la obra en el teatro "Buenos Aires", se cantó por primera vez el tango "Mi noche triste" de Pascual Contursi .

Entre los guiones cinematográficos que escribió, figura en 1908 el de "Juan Moreira", "Nobleza gaucha" y otros.


De las letras de sus tangos baste mencionar "Sobre el pucho", "Grisetta" , "Silvando", "El aguacero", "Organito de la tarde" ( que escribiera junto a su hijo Cátulo ). En cuanto a "Sobre el pucho", vale la pena recordar que en 1922, una fábrica de cigarrillos organiza un concurso de tango. Sebastián Piana, que era un muchachito, escribió una pieza instrumental y se la llevó a Castillo para pedirle su opinión. En ese entonces González Castillo que tenía 37 años y al que llamaban "el abuelo", lo aprueba y sugiere el título, ya que el concurso lo organizaba una fábrica de cigarrillos. Piana ganó el segundo premio, y poco después lo grabaría Carlos Gardel.
Cátulo contaba que su padre tenía aptitudes para todo: dibujo, carpintería, artes gráficas, propaganda. Recordemos que entre sus actividades se cuenta como miembro activo en la fundación de la "Universidad Popular de Boedo"; como así mismo la creación de la "Sociedad de Artistas Plásticos". A propósito de ello comentaba el escultor Vicente Roselli, que los plásticos que querían concretarla, estuvieron 10 años discutiendo como hacerlo. González Castillo en unas horas les hizo los estatutos, dejándola formada. Era un excelente padre que jamás estaba quieto y tenía un carácter alegre. Al morir su esposa se tornó triste. La Avenida Boedo se convirtió en su refugio y no hubo café o bodegón que no conociera su presencia. Pasó sus últimos años entre su casa, los cafés y la Peña Pacha Camac. Murió en su casa en 1937, a los 52 años de edad, mientras tomaba mate.


Cuando se descompuso, se mandó a buscar urgentemente al Dr. Julio Cruciani, que era su amigo, al Hospital Ramos Mejía, donde estaba trabajando. Cruciani salió sin sacarse siquiera el guardapolvo, pero cuando llegó era demasiado tarde. Entre Castillo y Cruciani, había existido una gran amistad. El médico solía ir a buscarlo a su casa de Boedo 1058/60 ( dónde se conserva una placa que identifica el lugar ) y comenzaban a caminar por Boedo hacia el norte. Ambos eran personajes sumamente populares, de modo que a medida que avanzaban se les iba uniendo gente y cuando llegaban a la puerta de la Peña Pacha Camac, formaban una pequeña manifestación.

Con respecto a esta Peña, digamos que se fundó en la terraza del café Biarritz, en 1932. Agrupaba a los artistas del barrio. Su finalidad era difundir las artes. Se levantó con el apoyo económico de vecinos y comerciantes. Allí se hizo teatro, se ofrecieron conciertos, se realizaron exposiciones, todo en forma gratuita.

Funcionó en las terrazas del Biarritz ( Av. Boedo ), hasta que la Municipalidad los conminó a desalojar en 24 horas, para construir el Banco Municipal . Continuó funcionando un tiempo en Carlos Calvo 3621, luego en Loria 1536, que fue su último domicilio, cuando desapareció en 1949.
Fueron conferencistas de la Peña Pacha Camac, entre otros: Roberto Artl, Leónidas Barletta, Roberto Castagnino, Alicia Moreau de Justo, Nicolás Olivari, Alfredo Palacios, José Antonio Saldías, Antonio Sassone, Juan José de Soiza Reilly, Roberto Talice, Alberto Vaccarezza, Iris Marga, Enrique Muiño, Fortunato Lacámera, Domingo Maza, Quinquela Martín, Sepucio Tidone, Miguel Carlos Victorica, Saulo Benavente.


Artl escribió sobre ella, que si a la Peña del Tortoni, iba la burguesía, a la de Boedo, iban los pobres, los inteligentes de ese barrio suburbano. No en vano se vendían más libros allí que en toda la calle Corrientes.


Hoy podemos decir que aunque gran parte de su obra haya pasado de moda, escribió un inmenso capítulo de la historia de la literatura teatral argentina.


En 1933 González Castillo ya se había internado en los problemas de "La ilusión de la realidad", adelantándose a los movimientos de vanguardia que hacia 1950 revolucionarían la escena europea.


El publico boedense había recibido una impronta, que comenzó a diluirse cuando en todo Buenos Aires, la televisión se hizo masiva y cambió las costumbres, produciendo una introversión en las relaciones sociales. Pero si el teatro es dar testimonio, Boedo cumplió la premisa.


NOTAS
(1) Florencio Sánchez no era vecino del barrio de Boedo, pero iba casi todas las tardes, desde la pieza donde vivía en Av.Jujuy al 900, para encontrarse con la que luego sería su esposa: Catalina Raventos de Sánchez. La familia de la muchacha, que se domiciliaba a solo dos cuadras del dramaturgo, se oponía a la relación, por lo cual ella fingía visitar a unas amigas que vivían en México y Yapeyú, lugar de la cita de los enamorados.
(2) Piezas teatrales de no más de una hora de duración, lo que permitía organizar varias funciones, hasta 6 por día. Comprendía el sainete, la revista y el vaudeville
(3) El Cine- teatro Nilo, fue el más elegante de Boedo . Cuando dejó de desempeñarse como teatro, funcionó allí una sala de baile y el Hogar Croata. Desde 1995, no existe más, se lo convirtió en un supermercado de artículos electrodomésticos. Las leyes tienen así dos deudas con el barrio de Boedo, ya que donde se demuele un teatro, hay que levantar otro. No pasó con El Nilo, ni con el Boedo, que en la actualidad es un garage.
(4) Enrique García Satur, se había criado en un inquilinato de la cortada Guandacol ,( hoy Pedro Bidegaín ), y 33 Orientales. Su verdadero nombre era Saturnino García. Hoy, todavía , amigos de su infancia, sobrevivientes a los cambios que sufriera Boedo, lo recuerdan en su trabajo como cartero, manteniendo a su familia de origen.

© Peña de Historia del Sur. Ana di Cesare, Gerónimo Rombolá, Beatriz Clavenna

*Este artículo se encuentra protegido por las leyes de derecho de autor, se prohíbe su reproducción total o parcial sin la autorización escrita de sus autores.
Publicado en Enero de 1995
Versión para Internet
*La bibliografía y documentación que lo sustenta, puede solicitarse al correo del blog.


miércoles, 15 de enero de 2014

Taller de Historia Oral




Hace algunas décadas, los historiadores comenzaron a valorar el testimonio oral. Hasta entonces, el documento escrito, había sido la “fuente” en la que abrevábamos.

Continúa siéndolo, desde luego, pero el testimonio de quienes vivieron una época, ofrece matices particulares a la hora de la reconstrucción.

Es cierto que la memoria es selectiva, que la gobiernan los afectos, que gran parte del material recogido en una entrevista o en un taller de reconstrucción de historia oral, esta viciado por la subjetividad.

Sin embargo esa misma subjetividad, ofrece un acabado conocimiento de la idiosincrasia de tiempos pasados, que de otra forma, hubiera sido imposible conocer.

En 1995, Beatriz Clavenna de Ferraro y yo, coordinamos un taller, que resultó, para ambas, inolvidable.

Aunque su tema era la historia del barrio de Boedo, las talleristas mujeres superaron en número a los varones, y le dieron al desarrollo una tonalidad muy particular.

La cuestión del género se impuso. Los roles designados desde la infancia para que rigieran una vida modosa, tal como se entendía la condición femenina, en las cuatro primeras décadas del siglo XX, había sido enfrentado por las participantes. Cada una labró su destino desde la rebeldía a las condiciones impuestas, pero debiendo resignar en la negociación que posibilitara la convivencia, parte de sus deseos.

Ningún documento habló más alto, que la emoción con ellas reconstruyeron sus luchas cotidianas, los jirones de si mismas que dejaron en el camino, para abrirnos un camino más cómodo de transitar, a las que vinimos unas décadas más tarde.

sábado, 5 de marzo de 2011

PARA FILIADOS AL PAMI - TALLER DE HISTORIA ORAL

Todos tenemos algo que aportar cuando de historia se trata
porque somos sus protagonistas.
Nuestros recuerdos son únicos y deben preservarse
porque constituyen nuestro legado al futuro.




PARA AFILIADOS AL PAMI

TALLER DE HISTORIA ORAL "BUENOS AIRES Y SU VIDA COTIDIANA"


PAMI te invita a participar de un taller de reconstrucción oral de la historia y la vida cotidiana de Buenos Aires.

Un espacio para divertirnos, reflexionar, escuchar y ser escuchados. Para sorprendernos frente a los mapas y documentos, para recuperar voces que se creían perdidas, para dejarnos encontrar por las fotos antiguas.

Para desarrollar un trabajo en grupo, pero no de grupo, porque nuestros aportes editados, pasarán a integrar el acerbo de bibliotecas y archivos.

Con salidas a sitios de interés histórico, recorridos por archivos (esos lugares donde la historia espera) y visitas guiadas por barrios.

Hablaremos de la vida de cuando éramos chicos, de nuestros juegos, de la vereda, del barrio, de la radio y la merienda, de la familia, de las comidas, de los domingos, de los cafés, de la amistad. De los Carnavales, de las fiestas, del tango, del romance. De la escuela, la salud, el trabajo, la vivienda, las supersticiones y las creencias, el rol de la mujer. y de mucho más. También de aquel tiempo que conocemos por el relato de nuestros padres y abuelos, junto con el presente, para ver que tanto hemos cambiado.

Investigaremos en nuestra identidad como porteños o como habitantes de esta Buenos Aires que queremos tanto y tantos rezongos nos arranca.


Martes de 15 a 18 Hs
Informes e Inscripción en PAMI 8 -Serv. Comunitario
Av. Belgrano 3880 - 1erPiso TE: 4981-3312/3329

jueves, 18 de noviembre de 2010

Cuando los Reyes Magos se pasearon por Boedo




El 6 de enero de 1943, un hombre joven pero veterano en el barrio: Rolando Contartese, llevó a los Reyes Magos con sus deslumbrantes ropajes y sus enormes camellos, hasta el patio de lo que fuera Vinería Cachito, en Maza 1427 (donde hoy se levanta un edificio de altos)
Los Reyes Magos se pasearon por Boedo, no iban a los cafés a enfrascarse en la dialéctica sesuda de los adictos a las mesas siempre fieles, tampoco a codearse con la intelectualidad, ni a mezclarse con la juventud trasnchada, inquieta y soñadora que coloreaba ese rincón de Buenos Aires.
Contartese que amaba a los niños, había conseguido afuerza de tenacidad que firmas comerciales de primera importancia, cedieran útiles escolares, juguetes y hasta la "gaseosa"que en aquellos tiempos no era para todos los días.
Eran 120 pibes disfrutando sus golosinas, abrazando sus chiches, bailando al compás de la "Típica Flores", sin poder creer lo que veían sus ojitos. No todos los años, las Majestades de la Estrella paraban en ese oasis del arrabal.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Boedo: Rincones y misterio


De un barrio que cambia vertiginosamente, plasmamos en imágenes
la mágica conjunción del ayer y del hoy



UN CAFÉ:
Fileteados y madera. La esquina Norte de San Ignacio y Boedo, un puerto para los transeúntes ( café Margot)



UNA CALLE:
39 SUR. Extraña mezcla de museo, chopp y café. Esquina N.O. de Maza e Inclán









UN PERSONAJE:
La casa de Doña Dominga Bonavena. La mesa en la calle para fin de año y los ravioles del domingo se fueron con ella y Ringo. Esquina NO de Gibson y Treinta y Tres



UNA ESQUINA:
Comida, café y literatura... Esquina NE de Las Casas y Muñiz

 

UNA BARRANCA:
En la hondonada, la Iglesia Evangélica Bautista, Distrito Sur cumplió 100 años allí, el pasado 27 de diciembre. Salcedo donde muere Quintino Bocayuva

 

UNA PLAZA:
La del Padre Massa. Escondida detrás de Carrefour, sólo la conocen los vecinos inmediatos. Marmol y Salcedo


UN PUESTO DE VENTA DE PESCADO:
El esplendor del mercado pasó, pero María sigue batallando infatigable. Mercado en Quintino Bocayuva 943




UNA CASA:

Donde muere Quintino, aún se alza como si las calles continuaran siendo de tierra. Esquina NE de Salcedo y Quintino



© Peña de Historia del Sur. Ana di Cesare, Gerónimo Rombolá, Beatriz Clavenna

*Este artículo se encuentra protegido por las leyes de derecho de autor, se prohíbe su reproducción total o parcial sin la autorización escrita de sus autores.
Versión para Internet de los artículos publicados en mayo de 1995

Fotos: Ana María di Cesare
La bibliografía y documentación que lo sustenta, puede solicitarse al correo del blog

¿Reconoce Ud.esta esquina?

Los más memoriosos, o los mayores quizás se alegren al revivirla,
para otros será una incógnita sin solución.




Este aspecto presentaba la esquina Nordeste de Estados Unidos y Boedo en abril de 1942, cuando fue adquirida por el Banco Provincia de Buenos Aires. Esta casa bancaria de acuerdo a la importancia comercial y a la autonomía del barrio, necesitaba ampliar y mejorar el local que poseía en Av. Boedo 845, donde funcionaba su sucursal Nro 6. Por lo cual decidió la compra de las propiedades: Av.Boedo 788/92/96/800 y Estados Unidos 3575 por un valor de $ 210.000. 
La operación se cerró por intermedio de la firma inmobiliaria de don Domingo Spinelli.

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© Peña de Historia del Sur. Ana di Cesare, Gerónimo Rombolá, Beatriz Clavenna

*Este artículo se encuentra protegido por las leyes de derecho de autor, se prohíbe su reproducción total o parcial sin la autorización escrita de sus autores.
Versión para Internet de los artículos publicados en diciembre de 1994
La bibliografía y documentación que lo sustenta, puede solicitarse al correo del blog

Un vergel fantasma en Buenos Aires

Desde la actual Plaza España, el casi ignorado "Criadero de plantas"
durante años proveyó belleza a la ciudad cuando se lo requerían.
Reconociendo sus servicios, en 1961
las plantas fueron arrasadas y la piscina rellenada.
La que fue semillería y las caballerizas, únicos testigos silenciosos,
parecerían tener muchas cosas para contar.





A unas treinta cuadras al sur de la Plaza de Mayo, sobre una barranca de diez metros de altura (en la curva que forman las actuales calles Carrillo y Suárez), allí donde serpenteaban un par de caminos hacia los vados del Riachuelo, conocidos como Paso de Burgos y de Galvez, establecieron su tercer hospital los padres Betlemitas cuando en 1800 ganaron esa propiedad de los expulsados jesuitas. Se lo dedicó a los enfermos crónicos, bautizándolo La Convalecencia; aunque apenas funcionó veinte años su nombre quedó tan arraigado que según el Dr. Maroni, todavía en 1940 los vecinos de Constitución continuaban llamando así a ese “alto”, desconociendo la razón de tal denominación. 




A lo largo del tiempo, sobre esos terrenos fueron agregándose distintas instituciones: el Asilo de alienados, el del Buen Pastor, el Hospicio de las Mercedes, el de Dementes, el de Los Inválidos (refugio para los lisiados de la guerra contra el Paraguay). En 1889 sobre éste se creo la que fuera decana de las escuelas de cirugía, el glorioso Hospital Rawson, donde brilló la autoridad y ejemplo profesional del doctor Enrique Finochietto.

En la actualidad la Av. Amancio Alcorta separa los terrenos de La Convalecencia de los de la Plaza España

Dibujada entre el Zanjón de las Quintas (hoy Av. Caseros), el Camino del Paso de Burgos (hoy Av. Amancio Alcorta) y el Camino en línea recta que llevaba al Puente de Barracas (hoy calle Dr. Ramón Carrillo) se estrenó como los Mataderos del Sud. Sus instalaciones absolutamente primitivas fueron descriptas por Esteban Echeverría; baste decir que era un lugar dantesco donde se mataba y faenaba en un pantano de barro y sangre; mientras la gente humilde, los perros cimarrones y los chanchos salvajes se disputaban con ferocidad las achuras. Así funcionaron hasta 1871 en que se los trasladó a los Corrales de Parque Patricios, pero un nuevo barrio se formó a medida que elementos de avería de los mataderos se afincaron allí.

El enorme terreno fue transformado, parte se convirtió en la Plaza de los inválidos, llamada España a partir de 1902; la otra en el Jardín Botánico del Sud, o Criadero Municipal de Plantas.

Es a ese respecto que realizamos la siguiente entrevista al Sr. Salvador Arnaldo Dabrescia


- ¿Qué significado tuvo para Ud. el Jardín Botánico del Sur?
- Me dejó una huella imborrable. Viví allí a partir de los10años, entre 1946 y 1961. Mi padre era el encargado.
- ¿Qué función cumplía ese jardín?
- Era proveedor de plantas para los viveros y actos públicos de la ciudad. Por ejemplo de allí salieron todos los laureles y flores con que se hicieron las coronas para Eva Perón y, las que se tiraban al paso del cortejo fúnebre; así mismo para el corredor de autos Jean Pierre Wimille cuando se mató en un circuito callejero de la capital, o para decorar el teatro Colón.
-¿Qué extensión tenía?
- 21.000 m2. Sus límites eran las calles Baigorri, Amancio Alcorta, Av. Caseros y San José. Quisiera aclarar que actualmente hay una placa de bronce que da el año 1863 como fecha de fundación. Es un error porque fue una porción que Torcuato de Alvear le quitó a Plaza España para crearlo en 1883.
- ¿Estaba integrado a la plaza de alguna manera?
- No. Había un muro de verjas de distintas alturas. Desde el exterior sólo podía verse el jardín ubicándose en Alcorta. Aquella maravilla tenía su entrada por caseros 1686.
- ¿Qué componía el jardín?
- Las instalaciones más importantes eran los invernaderos. Seis o siete de cien metros por cinco, algunos de ellos para plantas de media estación. Uno de treinta metros por cuarenta por diez de altura, para plantas de media sombra. Cinco de ellos estaban calefaccionados, entre los cuales había uno cuyo techo era un mediomundo de vidrio. Se contaba con la maquinaria para cortar la leña que alimentaba las calderas. Los talleres eran de carpintería, herrería (en la que se atendía a los 28 caballos de que disponíamos) y pinturería; incluso existía una pileta donde se bañaban a los animales. También semillería, depósitos de forraje, de macetas, dos fosas para reparar autos, y obviamente nuestra casa. Mi padre me contó que cuando él comenzó a trabajar, en el lugar aún había tres faroles a gas; lo que sí se conserva es la gruta a la altura de Caseros y San José.
-¿El personal era especializado?
-Si. Yo recuerdo al señor Akirushi, único empleado japonés de la Municipalidad que se dedicaba al cultivo de las violetas de los Alpes, con una pinza colocaba semilla por semilla.
- ¿Qué plantas había?
-De todo tipo: jacarandaes, palo santo, palo borracho, fresnos, tipas, anacahuitas, laureles. Entre treinta mil y cuarenta mil plantas de ciclámenes, begonias, bambusas, rosas, rosas chinas, plantas de café, bananeros, granados. Incluso panales de abeja, cuya miel se enviaba a las escuelas.
-¿Existían otros criaderos de plantas en Buenos Aires?
- Sí, pero más chicos. Donde ahora está el Hospital Churruca; en la calle Flores cerca del cementerio; el Vivero Saavedra y el Jardín Botánico de Palermo.
-¿El edificio que ocupó el Mesón Español que función cumplía?
- La semillería. Las construcciones que aún están sobre la calle Baigorri eran las caballerizas. En la parte alta se guardaban los arneces y el forraje.

- ¿Cual fue la causa su desaparición?
- En realidad fueron dos. Una la apertura de calle que jamás se realizó; la otra, por el mal olor que venía del establo, lo cual no era verdad porque los caballos se lavaban diariamente. Las ventanas de nuestra casa daban a ese lugar y nunca percibimos olor alguno. En1961 lo hicieron desaparecer. Con decirles que a las rejas las vendieron por kilo, y a la pileta de los caballos que era una hermosura de diez metros por quince, la rellenaron con escombros; lo que quedaba en maquetas y pinturas de la casa lo conservo yo. Por ejemplo la placa original que era de mármol la rompieron a masazos, yo recogí pedacito por pedacito y pude reconstruirla en gran parte.

-¿Ud. cree que la gente conoció la existencia del Jardín Botánico del Sur?
-No… es como si hubiese pasado desapercibido

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Fantasmas… la ciudad y su permanente evolución. Lugares y gente que quedaron atrás; Carlos Thays al frente de la Dirección de Paseos Públicos, allí en el Criadero de Plantas, Enrique Finochietto dirigiéndose al Rawson en la medianoche a controlar los pacientes que había operado en la mañana; la estatua de Pérez Galdós que alguien robó un día cualquiera…
Fantasmas, la vida finalmente es cambio sin memoria.


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© Peña de Historia del Sur. Ana di Cesare, Gerónimo Rombolá, Beatriz Clavenna



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Versión para Internet de los artículos publicados en noviembre de 1993
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